Después de la millonada que cuesta sacarse el carnet y adquirir un coche medio decente… llega el seguro. Un nuevo gasto que no se caracteriza por ser barato precisamente. Es obligatorio contratar un seguro que incluya, al menos, la cobertura de Responsabilidad Civil Obligatoria. Sin esta mínima garantía no podrás circular con tu vehículo.
Una vez tengas esto cubierto, el abanico de opciones que puedes añadir a tu seguro de coche es enorme. Es imprescindible conocer con detalle las necesidades de nuestro vehículo y no dejarnos llevar por generalidades (¡Leer siempre la letra pequeña!). Si te interesa el tema, puesder leer nuestro post en el que te ensaños cómo ahorroar en el seguro de tu coche.
Son los seguros que se contratan para vehículos que ya tienen algunos años. No se puede dar una cifra exacta, ya que esto dependerá del estado del coche y de la opinión de su propio conductor, pero suele darse a partir de los tres años. También son seguros contratados por aquellas personas que quieren gastarse lo mínimo posible.
La cobertura de este seguro abarca exclusivamente la responsabilidad civil del conductor frente a terceros. “¿Y esto qué quiere decir?” te preguntarás. Se entiende claramente con este ejemplo: en un supuesto accidente en el que tú eres el causante del impacto, este seguro obligatorio cargará con el gasto que suponga el daño causado al otro coche o en la vía pública. Además, se encargará de indemnizar tanto a los ocupantes de tu vehículo como a las personas que se encontraban en el otro automóvil y, por supuesto, a los viandantes en caso de que los hubiera y padezcan alguna lesión.
Lo que el seguro a terceros no reparará, en ningún caso, si el accidente ha sido culpa tuya, son los gastos que conlleve el arreglo de tu coche o el tratamiento de tus lesiones. Para contar con esas protecciones habría que contratar dos coberturas más:
1. Seguro de accidentes del conductor. Protege al conductor, como su propio nombre indica.
2. Seguro de daños propios. O como todo el mundo lo llama: seguro a todo riesgo.
Se llaman así porque cubren, además de los daños a terceros, como es obligatorio por ley, los propios. En general, los seguros a todo riesgo se adquieren para automóviles nuevos. Conforme pasa el tiempo, el vehículo pierde valor y no compensa pagar una póliza tan elevada. Incluso hay aseguradoras que no ofertan seguros a todo riesgo si el coche tiene cierta antigüedad y, si lo hacen, es a precios abusivos.
Cada compañía complementa esta cobertura con múltiples servicios: asesoría legal, asistencia mecánica, cobertura por pérdida de puntos, etc. Sin embargo, una póliza a todo riesgo no significa que todas las situaciones estén cubiertas, hay excepciones que debes conocer.
Hay situaciones concretas que ni el mejor seguro a todo riesgo cubrirá. En muchos casos, las conocemos cuando nos vemos involucrados en un problema y nuestra aseguradora se lava las manos.
Estas son algunas de las situaciones catalogadas en “exclusión”:
Salvo acuerdo previo con la compañía de seguros, también quedan excluidos los daños que se produzcan si el vehículo circule por el interior del recinto de aeropuertos o puertos marítimos.
Para algunos de estos casos, será necesario recurrir al Consorcio de Compensación de Seguro, el cual asume la cobertura obligatoria de los automóviles no aceptados por las compañías aseguradoras.
Hay muchas dudas a la hora de incluir a determinadas personas en el seguro del coche. No incluir a cualquier persona que utilice tu vehículo, aunque sea de forma ocasional, puede generarte problemas en caso de accidente. Por ello, es necesario identificar a los conductores habituales y añadirlos a la póliza del seguro.
Evidentemente, si tu vecino del quinto te ha pedido el coche un par de veces, no es necesario que lo incluyas en ningún seguro; en cambio, si tu hija acaba de sacarse el carnet y lo coge habitualmente, incluirla en el contrato de la aseguradora es un sí rotundo.
Cuantas más personas se sumen a la póliza de seguro, más elevado será el precio, ya que la protección abarca a más gente. De cualquier modo, es más económico incluir a este segundo conductor o conductor habitual a nuestra póliza que adjudicarle una nueva a su nombre.
Es importante saber que la ley obliga a comunicar a las compañías de seguros la aparición de algún factor de riesgo que haga más probable que suceda un percance. El caso del conductor novato es un ejemplo perfecto.