Seguro que muchas veces has oído hablar de las estufas de gas o de parafina y te has preguntado qué es lo que las diferencia. Si estás buscando un nuevo calefactor para hacer más cálidas esas frías noches de invierno o, simplemente, para ahorrar en tu próxima factura, aquí tienes toda la información. Porque tu hogar es lo primero.
Las estufas de gas son quemadores que, mediante la combustión del butano, generan calor, vapor de agua y dióxido de carbono. Normalmente, el calefactor cuenta con un espacio en la parte posterior para situar la bombona de la que obtiene el combustible.
Según el proceso que emplean para producir calor, las estufas de gas se clasifican de la siguiente manera:
En cuanto a las marcas de estufas de gas, una de las más reconocidas es Orbegozo, que dispone de calefactores con los tres tipos de quemadores. El precio ronda entre los 70 y los 90 euros.
Las principales ventajas que caracterizan a las estufas de gas son la rapidez y sencillez con la que se encienden, la posibilidad de regular la temperatura deseada, y el escaso mantenimiento y limpieza que necesitan. Además, al no depender de la electricidad para generar calor, este tipo de calefactores son muy útiles para zonas donde los cortes en el suministro de la luz se producen habitualmente.
En cuanto a las desventajas, tendríamos que destacar el elevado peso de estas estufas -que dificulta su desplazamiento-, el riesgo de quemaduras por contacto y la imposibilidad de utilizarlas en estancias pequeñas.
Es habitual que exista la preocupación de la seguridad en el hogar cuando hablamos de este tipo de estufas que consumen el oxígeno y emiten dióxido de carbono. Sin embargo, actualmente todas las estufas que se venden en el mercado de forma legal están equipadas con unas medidas de seguridad que ayudan a evitar cualquier accidente doméstico:
Las estufas de parafina, también conocidas como estufas de keroseno, utilizan este combustible para generar calor y calentar grandes superficies. Son silenciosas, portátiles, calientan de forma rápida, y no precisan de una instalación o mantenimiento específicos. Además, su bajo consumo –que ronda entre los 0,1 y 0,3 litros por hora- hace que tengan un mayor rendimiento energético, ya que un bidón de keroseno de 20 litros cuesta en torno a 40 euros.
Entre las ventajas de los calefactores de keroseno destacamos el hecho de su alto rendimiento -que incide directamente en un mayor ahorro- y que generan poca humedad, produciendo un calor seco que mejora la sensación térmica. Además de calentar grandes espacios, poseen una gran eficacia energética, su precio es reducido y no precisan de ningún tipo de instalación.
Respecto a las desventajas, habría que mencionar el fuerte olor a combustible que emiten al encenderse y apagarse, por lo que se recomienda utilizarlo en espacios bien ventilados. Por otra parte, es importante vigilar la producción de gases de monóxido de carbono que, en grandes cantidades, puede resultar muy peligrosa.
El keroseno es un combustible derivado del petróleo que se utiliza desde hace años para calentar y cocinar. Su inhalación o exposición a la sustancia en exceso puede ser perjudicial y provocar enfermedades pulmonares.
Actualmente, las estufas de parafina emplean este combustible y -aunque el riesgo nunca es nulo- sus sistemas de seguridad han evolucionado mucho, reduciendo este riesgo al mínimo posible. Estos calefactores disponen de sistemas antivuelco y sensores que detectan la cantidad de dióxido de carbono que hay en el ambiente y frenan el gas en caso de que sobrepase los límites seguros.
Estufa de gas o de parafina: cuál es mejor
Entre los dos tipos anteriormente mencionados, la estufa de gas -a pesar de ser más cara que la de parafina- es la mejor opción para ahorrar en los recibos de la luz y sobre todo, es mucho más rápida a la hora de calentar grandes habitaciones.
Además, al no utilizar keroseno, son más seguras. Aunque las estufas de gas también terminan sobrecargando el aire de dióxido de carbono y es necesario ventilar la estancia de vez en cuando. Por lo tanto, no depende tanto del combustible utilizado sino del uso responsable que se haga de él.
La mejor manera de prevenirlo es utilizando correctamente el calefactor y tener en cuenta las siguientes medidas de seguridad: